Ante la teoría del complot de los especuladores que manifestó hace unos días el ministro de Fomento, José Blanco, el semanario reclama "madurez" ante "estas sandeces". "Es cierto que España no es Grecia.[sic] No obstante, existen buenas razones para que los inversores se preocupen por España", señala The Economist. La elevada tasa de paro y el elevado déficit son los principales motivos de preocupación, según la publicación.
A esto se suma, indica The Economist, que "el Sr. Zapatero no parece estar a la altura. Fue un líder popular en los buenos tiempos, durante el largo boom de España, pero no pudo ver que la depresión económica se acercaba. Cuando reconoció, ya muy tarde, que la economía estaba en apuros, diagnosticó mal el problema", señala.
Y añade: "Durante los últimos meses los mercados han comprendido que este hecho, si persiste en él, llevará el país a la ruina. Se encuentran un paso por delante del gobierno, que ha reaccionado con torpeza y confusión, lanzando de forma abrupta un plan de austeridad y un esquema impreciso para la reforma del mercado laboral, para luego retirar trocitos de ambos cuando se desató el más ínfimo síntoma de protesta".
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