Mientras, el País publica este editorial:
"La aberración histórica de que herederos ideológicos del franquismo sienten en el banquillo al juez que intentó investigar los crímenes de aquel régimen, a demanda de familiares de víctimas que todavía yacen en fosas comunes, lleva camino de consumarse."
La aberración es que un juez pida dinero para cuestiones personales a un señor al que tiene que investigar (“Al reincorporarse no admitió a trámite una querella contra su patrocinador”). La imparcialidad con que se supone que todo Juez debe actuar queda más que en entredicho.
(Encontrado).